El primer récord del mundo en
100m libres en piscina larga (50 metros) fue reconocido por la FINA (Federación
Internacional de Natación) en 1905. Desde ese momento la evolución de la natación:
entrenamientos, técnica, preparaciones, equipos técnicos, etc. han permitido a
los nadadores disminuir sus tiempos a la hora de recorrer el hectómetro.
Los primeros récords recogidos se
realizaron en pruebas transcurridas en aguas abiertas hasta que a partir de los
Juegos Olímpicos de 1908 se introdujo la competición en piscina, disminuyendo
así los factores perjudiciales de las aguas abiertas.
En los JJOO de 1924 se comenzó a
usar para las competiciones de natación la piscina estándar de 50 metros.
Otro factor determinante en la consecución
de nuevas marcas mundiales fue el desarrollo de los trajes de baño hasta el
extremo de los bañadores 100% poliuretano en 2008- 2009. Estos bañadores
permitieron a los nadadores rebajar sus marcas produciéndose una masiva obtención
de récords mundiales, claramente visible en Pekín 2008 o en los Mundiales de
Roma 2009. A raíz de este hecho la FINA decidió prohibir estos bañadores a partir de 2010 por
considerarlos dopaje tecnológico. Desde dicha prohibición el récord mundial no ha vuelto a ser rebajado, llegando al punto que ningún nadador a posteriori a conseguido bajar de los 47s.
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